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Antigua sede de la primera cooperativa de crédito brasileña, en Nova Petrópolis/RS.
Por primera vez en Brasil, los pequeños agricultores pudieron obtener recursos de forma mu- tua sin estar sujetos a las altas tasas que cobran los prestamistas o por el sistema financiero tradi- cional, justamente porque no cuentan con las garantías necesarias para ofrecerles a los acreedores.
En los años siguientes, liderados por Amstad y otros padres jesuitas, las cooperativas de crédito se distribuyeron por el sur del país, en colonias rurales formadas por inmigrantes de origen alemán. A lo largo de las tres décadas, 38 cooperativas fueron fundadas bajo la inspiración de los ideales del padre Amstad. De a poco, la iniciativa fue recibiendo más se- guidores, y nuevas «cajas rurales» fueron siendo creadas en otros Estados, principalmente en pequeñas ciudades donde las instituciones financieras no ofrecían sus servicios. Al final de los años 1950, había más de 500 cooperativas de crédito en todo el país..
A partir de 1964, sin embargo, vivimos un largo período de restricción debido a la política de centralización y concentración del sistema financiero, con la creación del Banco Central de Brasil y del Consejo Monetario Nacional, que determinó una serie de trabas al cooperativismo de crédito, dificultando su inclusión en el sistema brasileño. La promulgación de la Ley n° 4.595, de 1964 -Ley | 22